
Historias de las plazas de mercado de Ibagué
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Así como le ha sucedido a muchos colombianos que quiere reclutar a la fuerza a la guerrilla, RománCaicedo Soto, el mayor de tres hermanos, nacido en Ataco Tolima, tuvo que salir de su pueblo, y no soloél, también sus hermanos, con quienes llegó a Ibagué siendo muy pequeños, en busca de un mejor futuro, pero la vida para él no fue tan fácil.
Cada uno de los hermanos Caicedo Soto escogió su propio destino al llegar a la ciudad de Ibagué, pero el de Román estuvo de la mano de la drogadicción y el trabajopesado, cargando bultos y haciendomandados, de esta manera se dio a conoceren la Plaza la 21. Después de un tiempo de trabajar allí, conoció personas que lo incitaron en el mundo de la drogadiccióny por suadicción decidió irse a Bogotá a la famosa “Calle del Cartucho”, vivió allí dos años,“entre gamines, ladrones y drogadictos igual que yo”,después de un tiempo decidió irse a recorrer los Llanos Orientales,estuvoen diferentes pueblos y ciudades de esa región trabajando en fincas ganaderas y arroceras, “haciendo lo que me tocara para ganar plata y así medio sobrevivir y conseguir por lo menos donde dormir y que comer”.
Al pasar los años Román Caicedo se canso de esa vida desordenada, “de gitano y me cansé porque estaba muy solo, pensaba en mis hijos yo había hablado con mi ex mujer y me dijo que el hijo estaba en la drogas, que había salido igual a mi y eso me hizo recapacitar y querer regresar”,por eso llamó a su padre pidiendo ayuda, queriendo regresar a Ataco, pero le fue imposible porque la guerrillalo andaba buscando para, “quebrarlo” como el mismo lo indica,se encontraba“en la lista negra”.
Decidió regresar a Ibagué hace doce otrece años, don Románno recuerda con exactitud, lo que si recuerda es que volvió a trabajar como“cotero, cargando bultos y haciendo mandados, pero esta vez ya sin vicios”, en algunas ocasiones se toma sus cervecitas pero ya ni cigarrillo fuma. Perdió su hogar por culpa de su adicción, antes de irse para Bogotá conformo una familia pero el mundo de drogas en el que andaba le hizo perder la cordura y no darse cuenta que tenia hijos y mujer por quien ver, “la verdad no me importo solo quería probar lo que fuera estaba muy llevado del vicio”, pero una de las cosas que lo hizo recapacitar para dejarlo fueron sus tres hijos, su mayor motivación, “fue como un llamado de Dios, algo me hizo pensar en ellos, sobre todo la situación de mi hijo varón que ya estaba muy mal por la drogadicción ”.
Desde entonces se ha dedicado a ganarse la confianza de la gente de nuevo, aunque no ha sido fácil,“la envidia de otras personas que no creen en mi, entre ellas mi ex suegra, que me ha hecho mala fama, diciendo que soy un ladrón y que miento y que aún sigo siendo un drogadicto y eso lo dicen para que no pueda trabajar acá en la plaza”. Románesta afanado por ser responsable en sus actos, se ha convertido en un hombre muy trabajador, para poder ayudar a sus dos hijas,porque su tercer hijo falleció ya hace dos años, por culpa de la droga ya que consumía heroína en altas cantidades y cualquier otra sustancia psicoactiva que le vendieran en la calle.
Conoció a su nueva esposa en la Plaza la 21 de Ibagué, después de llegar de los Llanos Orientales, cuando de nuevoempezó a trabajar allí, a medida que pasaba el tiempo se conocieron, salían de vez en cuando, hablaban mucho, ella también era separada, había tenido otra pareja con quien tuvo dos hijos, se enamoraron y decidieron conformar un hogar y hoy en día tienen su“ranchito, en donde mi esposa tranquilamente madruga a la una de la mañana, porque le acondicioné el patio de la casa para que ella pudiera trabajar allá haciendo sus morcillas para llevar más o menos a las cuatro de la mañana a la Plaza la 21 a venderlas”. Se casó por lo civil, “porque esta vez si quería hacer las cosas correctamente, yo siento que ahora la vida me ha regalado una nueva oportunidad y me siento bien con lo que tengo gracias a Dios”.
Román Caicedo Soto, se siente tranquilo y vive bien, espera poder seguir en este empleo de vigilante de motos en la Plaza la 21 de Ibagué, el que ha conseguido con mucho esfuerzo,“porque es que recibir moneditas cuidando motos no es tan bueno, pero desde queInfibagué ha metido las manos para ayudarme, se pudo lograr una cuota establecida diaria, quincenal o mensual la cobro, son solo mil pesitos por el rato, sean las horas que sean que se demoren”.
Trabaja de domingo a domingo desde las 4 de la mañana hasta las 6 de la tarde excepto los martes, que sale a las 4, para pagar sus cosas e ir sin falta a visitar la tumba de su hijo a quien recuerda mucho y dice: “Si yo no hubiera dejado a mishijos, tal vez mi hijo nunca hubiera cogido ese vicio y estaría aun aquí conmigo”.
"La vida detrás de un vigilante sin título certificado"
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